Los efectivos militares y policiales que cuidan al Papa Francisco en su visita a Brasil amanecieron hoy en estado de máxima alerta luego de que en las últimas 48 horas se produjeron una serie de hechos inquietantes en relación con la seguridad del pontífice, dijeron a Clarín fuentes de la organización de la visita papal.
El primero de esos episodios se produjo el domingo cuando se encontró una bomba de fabricación casera en un baño del santuario de Nuestra Señora de Aparecida, distante 170 km de San Pablo, que el Papa visitará mañana. El artefacto fue inmediatamente desactivado.
El segundo se produjo ayer, durante la recorrida del Papa por las calles de Río, cuando su auto quedó atrascado en una calle y algunas personales se lanzaron sobre él para saludarlo, mostrando la presión de la gente y las fallas en el operativo de seguridad.
Algunos colaboradores del Papa se asustaron un poco, pero el pontífice se mostró siempre distendido y sonriente, dijo el vocero papal, padre Federico Lombardi, al referirse al episodio ante la consulta de los periodistas.
Finalmente, hacia la noche, un grupo de manifestantes protestó frente al Palacio de Guanabara, poco después de que la presidenta Dilma Rousseff le tributara la recepción formal al Papa y ambos intercambiaran discursos.
Esta mañana el Papa envió um twitter de agradecimiento por la recepción que recibió. "Gracias. Gracias. Gracias a ustedes y a las autoridades por haberme dispensado una acogida tan cálida en tierra carioca".
Durante esta jornada, Francisco descansará en la antigua residencia arzobispal, aunque se descuenta que mantendrá algunos encuentros privados con diversas personalidades. Pero no se descarta alguna "sorprersa" al estilo Bergoglio, afecto a dejar de lado los protocolos.
Durante el fin de semana, presidirá en un enorme predio en las afueras de Río la Jornada Mundial de la Juventud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario