En lo que va del año, el Gobierno gastó Bs 41,6 millones en la difusión de campañas propagandísticas y en la transmisión en vivo de los eventos en los que participa el mandatario.
Durante el acto de rendición de cuentas a los movimientos sociales, la ministra de Comunicación, Amanda Dávila, reveló ayer en La Paz que las transmisiones en vivo de los diferentes eventos de los que participa el presidente han demandando Bs 23,4 millones, monto que hasta octubre ya supera el total invertido el año pasado, que fue de Bs 22 millones. La ministra dijo que este año se piensa cerrar el presupuesto de transmisiones en Bs 24 millones.
Es más, Dávila comentó que este monto “podría ser ampliado” el próximo año porque, según dijo, el presidente “es el principal comunicador del país”.
El monto pagado por este concepto va directamente al canal Bolivia TV, pues según la autoridad, ningún otro canal del país estaría en condiciones técnicas de hacer cuatro y hasta cinco transmisiones en vivo diariamente desde diferentes puntos del país.
Este año se realizaron 483 transmisiones en vivo, lo que en promedio significaría 1,6 emisiones por día.
Al monto de las transmisiones, hay que sumarle los Bs 18,2 millones que el Gobierno destinó a las campañas propagandísticas, que difunden las noticias desde su punto de vista o que buscan fijar un posicionamiento oficial respecto a algún conflicto, como fueron los casos de Colquiri y del motín policial.
Con ese monto se pagaron 140 campañas propagandísticas a lo largo y ancho del país. Según Dávila, el 80% del monto destinado a propaganda va a parar a los medios privados y solo el 20% a los medios estatales.
Este año, el Ministerio de Comunicación accedió a un presupuesto de Bs 108,4 millones, que representa el 0,86%. El 54% de ese monto, es decir Bs 58,5 millones, se destinó a servicios no personales, lo que incluye la propaganda y las transmisiones en vivo.
Una partida también importante es la de activos reales, en la que se cuenta la compra de un edificio para albergar al Ministerio de Comunicación y a los medios estatales, excepto Bolivia TV, además de siete vehículos.
Dávila no quiso revelar el monto que se pagará por el inmueble porque, según comentó, “todavía pensamos obtener una rebaja”.
La ministra anunció, además, que pedirá el incremento del presupuesto de su despacho del 0,8 al 1% del total del presupuesto del Estado.
Exministro dice que es exagerado
Para Hernán Terrazas Ergueta, exministro sin cartera responsable de la información gubernamental durante el Gobierno de Jorge Quiroga, los más de Bs 40 millones que ha utilizado el Ejecutivo en este año para promover la imagen presidencial le parece un gasto excesivo.
“Tengo la certeza de que un mayor gasto no es sinónimo de mayor popularidad”, sostuvo el exministro, para quien lo que vale es la gestión pública.
“Lo que la gente quiere son obras, ahí sí crece la imagen de un presidente, no por verlo más seguido en la televisión va a ser más querido por la gente”, señala el exministro.
Terrazas sostiene que con lo que se paga no se obtiene lo que se pretende porque al final resulta como un falso espejo donde se pretende ver como se quiere y no como es la realidad.
“Seguramente mientras más pase el tiempo, el Gobierno va a tener que gastar más debido al desgaste de la imagen del presidente, que ha ido cayendo, como una cuestión lógica del ejercicio gubernamental.
Para la exautoridad de Información en la gestión de ‘Tuto’ Quiroga, las cifras que se utilizan actualmente para dar a conocer los supuestos logros del Gobierno son tremendas y reflejan el abuso que se hacen con los bienes del Estado.
“Hasta ahora no aprendemos que el canal es estatal, no es de los gobiernos de turno, que lo utilizan sin ningún reparo, como un factor de propaganda, que, como lo dije anteriormente, no garantiza la popularidad de ninguna persona”, agregó.
Pagamos entre todos
Adrián Oliva | Diputado de UN
El presidente utiliza los medios estatales para hacer política, para promover las políticas de su Gobierno y para proyectarse políticamente para la siguiente elección.
Es lamentable que todos los bolivianos tengamos que pagar las acciones políticas que realiza el presidente, y tenga que utilizar recursos estatales, que no aportan a la democracia, al desarrollo del país, sino a su propia figura y a su objetivo de perpetuarse en el poder. Me parece una frivolidad que tengamos que disponer de esos recursos habiendo necesidades mucho más urgentes. Daría la impresión de que todo gira en torno a la imagen del presidente. Condenamos, rechazamos y lamentamos la visión patrimonial del manejo del Estado, que se ha vuelto más ‘prebendal’.
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