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Acudir a una cesárea para dar a luz en realidad no es una opción que tiene que responder a caprichos, creencias, comodidades o cuidados estéticos de la mujer, sino más bien a la necesidad de preservar la vida de la madre y del niño.
En los últimos años, el número de cesáreas ha aumentado en toda Latinoamérica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que hay “un abuso de esta práctica” pues, superan el 15% aceptable. En la región las cesáreas pasan del 60% de los nacimientos.
En Santa Cruz, varios ginecólogos y obstetras coinciden en que este es un recurso quirúrgico al que se debe acudir sólo en situaciones determinadas por un protocolo médico.
“La cesárea es la última arma de un obstetra”, precisa el jefe del departamento de Ginecología del Hospital Japonés, Miguel Ángel Chávez.
Él coincide con sus colegas Consuelo Mercado, Alfredo Graña y Róger Mujica, al explicar cuando un médico debe optar por una cesárea.
Un caso es cuando la cabeza del bebé es más grande que la pelvis de la mamá.
Otro motivo es cuando el niño está ubicado de manera transversal o sentado. En estos casos le será prácticamente imposible nacer de modo natural. Si no es sacado del vientre mediante una cesárea oportuna puede tener un sufrimiento fetal con serias consecuencias posteriores.
Otra razón para una cirugía es cuando se presenta un caso de placenta previa, es decir que está tapado el orificio cervical interno por donde el bebé tiene que nacer. También se acude a la cesárea cuando se da un desprendimiento prematuro de la placenta y en ocasiones que sale el cordón umbilical en pleno trabajo de parto.
Otro motivo es cuando la criatura está envuelta en el cordón umbilical.
Normalmente se determina realizar la operación cuando la mujer ya tuvo dos cesáreas previas, pues existe el riesgo de una ruptura del útero en pleno trabajo de parto, lo que pone en riesgo la vida de la madre.
Las pacientes diabéticas y las que tienen eclampscia o preclampscia y presión alta, también son candidatas seguras a la cirugía.
El médico Alfredo Graña señala que en los más de 20 años de ejercicio de su profesión ha observado que existen mitos, creencias y actitudes que muestran una total falta de información de parte de un importante número de mujeres, pues optan por la cesárea como una primera opción.
Esta operación no es nada sencilla, señala el galeno Róger Mujica, quien es ginecólogo y vicepresidente del Colegio Médico de Santa Cruz.
Él señala que una cesárea es una cirugía mayor que tiene riesgo para la paciente, pues requiere anestesia. Al tratarse de una herida profunda que corta el abdomen y el útero, la paciente pierde mucha sangre y existe el riesgo de hemorragia en las que tienen problemas de coagulación.
Los médicos consultados admiten que las cesáreas han aumentado en los últimos años.
Mujica detalla que en la Maternidad Percy Boland se realizan a diario de 16 a 21 cesáreas de un total aproximado de 30 nacimientos. En otros centros también se observa un aumento de las cirugías. Se calcula que en las clínicas privadas el porcentaje supera el 60%. Esto principalmente porque llegan mujeres que ya tuvieron cesáreas previas.
Consuelo Mercado dice que el tema no solo pasa por la desinformación de las mujeres, sino también porque en muchos casos los médicos acceden a la petición de las pacientes de programarles una cesárea sin que esta sea necesaria.
Y eso lo hacen por razones económicas y por comodidad, pues atender un parto natural lleva varias horas de atención.
Lo correcto
Es que el embarazo llegue a su término, o sea que el bebé nazca a las 40 semanas, pues así la criatura estará lista para salir del vientre
La falta de un control médico durante el embarazo
También puede acabar en una cesárea, porque la madre puede estar con anemia o con infección urinarias, o en la vagina, que si no es curada corre el riesgo de provocar un parto prematuro y peligroso.
En los controles y con la tecnología actual se determinará si el parto puede ser natural o no.
Las ecografías brindan toda la información necesaria sobre la posición del niño y la placenta.
¿Mi cuerpo ya no es el mismo después de un parto natural?
El doctor Róger Mujica responde que las mujeres no tienen que temer al parto natural. Es cierto que sufrirán dolores durante el proceso, pero estos desaparecerán al nacer el niño.
Explica que el organismo de la mujer está hecho para procrear y todo vuelve a la normalidad luego del nacimiento en un tiempo de 40 días, llamado puerperio, que es la etapa en que el organismo retorna a su forma normal. Indica que algunas mujeres tienen preocupaciones estéticas y por ello piden una cesárea. Por ejemplo, para no tener estrías si su vientre crece mucho, pero eso muestra que solo están pensando en ellas y no en lo que es mejor para sus bebés.
Algunas complicaciones
Con una cesárea se pueden presentar algunas complicaciones que la ginecóloga Mónica Raya explica:
Posibles infecciones en la incisión del útero y en otros órganos cercanos
Posible sangrado abundante que lleva a una transfusión de sangre
Posibles lesiones en la vejiga o intestino
Posible reacción a los medicamentos o anestesia
No se recomienda tener más de tres cesáreas y se debe esperar al menos un año entre cada embarazo.
Si después de una cesárea desea un parto vaginal, hay riesgo de ruptura uterina que es una complicación grave. Existen muchos casos de mujeres que después de una cesárea han tenido partos vaginales sin ningún problema. Pero hay un mayor riesgo y generalmente los médicos no dan la opción de parto natural.
Una investigación
El vínculo al momento de nacer
Según una investigación de la Universidad de Chile y la Universidad del Desarrollo, publicada por la revista Paula, cerca del 80% de las mujeres que tienen un parto vaginal logran un vínculo seguro con su hijo, un 20% más que las que tienen cesáreas. “La diferencia estaría dada por el grado de conexión entre la madre y el bebé en el proceso del parto. En una cesárea hay una actitud más pasiva por parte de la mamá. Sus emociones y su mente no perciben el proceso del nacimiento”.
Punto de vista
La madre se recupera rápido de un parto natural
Mónica Raya | Ginecóloga
La recuperación después del parto natural es muy rápida, pues el cuerpo de la mujer genera todas las condiciones para que esto ocurra.
Según investigaciones científicas, después de dar a luz el organismo de la madre produce cantidades altas de oxitocina y prolactina que a nivel cerebral generan amor y bienestar, así como un vínculo fuerte con el bebé al nacer.
El organismo también crea endorfinas, la morfina natural del cuerpo que disminuye el dolor provocado por las contracciones. Esta sustancia activa la energía y el instituto maternal y de defensa del bebé.
Asimismo, en un parto natural, el niño lucha por nacer y su inmunidad se eleva considerablemente.
Al dar a luz la mamá está en posibilidad de ver a su bebé, puede sentirlo tomarlo en los brazos, olerlo, escucharlo.
Este contacto le hace desarrollar su deseo de lactar y los niveles de prolactina aumentan y se facilita la lactancia.
Cuando una mujer tiene sus hijos por parto normal puede planificar tener sus hijos seguido, si así lo desea, así podrá criar a los muchachos juntos.
En general, el parto natural es seguro y después de uno que fue normal. La recuperación es prácticamente inmediata. La mujer podrá levantarse, caminar, bañarse, etc.
El cuerpo toma un tiempo en volver a sus condiciones previas al embarazo, aproximadamente 45 días. La mamá no necesita de cuidados especiales como ocurre en el periodo posquirúrgico de una cesárea.
Amamantar al bebé también ayuda en la recuperación, ya que la oxitocina liberada en la lactancia permite que el útero se contraiga y retome rápidamente el tamaño previo a la gestación. Ademas reduce la pérdida de sangre y todo esto favorece el bienestar de la mamá
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